¿Qué nos hemos perdido?

Desde la anterior gala de los Golden Carmen Awards, infinidad de cambios han ido sucediendo entre los miembros de la academia y premiados actores y actrices. Haciendo balance de los reversos que han sufrido nuestros queridos miembros de los Golden, podemos hacer hincapié en la pobre actriz Cristina Tecles, cuyo ego desmesurado y autoidolatría han llevado a la premiada a perder todos sus bienes, su trabajo y su dignidad.

Tras recibir su indudablemente merecido premio; la actriz comenzó una estrepitosa carrera de compras de bienes de lujo, baños de leche de burra y almuerzos de caviar de guadani (animal ya extinguido por su culpa). Todo este despilfarro unido a su adicción a las pipas con incrustaciones de Swarosky han llevado a Cristina a vagabundear por las calles, sumida en una notable demencia, mientras grita a los coches que pasan si oyen el piano que suena durante las noches.

Este reportero tuvo la oportunidad de hablar con su hermana pequeña, en pleno desarrollo de su récord Guinnes de 500 días sin levantarse del sofá. Algunas frases a destacar de la entrevista fueron: “ezo le paza por mala y no dejarme más lao del zofá”. ¿Dónde quedan aquellos años de glamour y galas para Cristina?, ¿volveremos a verla de vuelta recuperada y reluciente?. ¿Seguirá recordando aquello que fue, o sus recuerdos quedaron ya hace tiempo, disueltos en un cubata de ron y Dalsi?. Quién sabe…

Por otra parte y sorprendiendo a la mayoría de sus fans, la directora y actriz Almudena y Punto ha cambiado el traje largo por el hábito y el tabaco por el incienso.

Tras rodar su última película, cuenta su entorno más cercano, tuvo una visión divina que le reveló el significado de su vida y su futuro como monja de clausura al servicio de Dios. No obstante, vecinos del convento donde actualmente reside, cuentan que cuando canta en misa, el aire del barrio se vuelve más denso y ondulado, produciendo divinas revelaciones en los sencillos transeúntes mientras oyen a lo lejos el eco de los cantos de la actriz que retumban en los muros de la iglesia como trompetas celestiales.

Se nos ha informado de la existencia de una organización religiosa que la venera como una divina enviada por el propio Dios y la comparan con grandes figuras religiosas como la madre Teresa de Calcuta, Santa María de Cogollo y Sor Tija. Sus seguidores la llaman Sor Almudena de los Embriagados mientras se colocan cilicios y autoflagelan, como ella les ordena, para infringirse dolor y ascender espiritualmente. No queda duda de que por mucho que haya evolucionado su parte espiritual, la morbosidad lasciva sigo siendo su seña de identidad.

Por último, mencionar a la gran Carmen María, imagen de los premios Golden, que tras cerrar el pub de ocio donde trabajaba haciendo actuaciones de elevado contenido erótico, decidió abrir su propio negocio en el mundo de la hostelería. Hace unos cuantos meses, el bar estuvo cerrado durante varias semanas tras una redada policial en la que descubrieron que Carmen explotaba laboralmente a inmigrantes ilegales del Sahara. En su defensa, y como bien recoge la declaración policial, Carmen alegó que sólo buscaba ayudar a esta pobra gente y que el bar se basaba en una beca ministerial de ayuda al desarrollo. El informe concluía con: “¡¿Cómo coño van a montar entonces el Zara en el refugio si no me saben atender bien?!